El Real Madrid volvió a mostrar su peor cara en la primera parte ante el Villarreal y, pese a su reacción en la segunda mitad, vuelve a perder en Liga y ve el liderato a cinco puntos.
Un parte para olvidar por el mal juego y otra para olvidar por la mala suerte. El Real Madrid este año es una ruleta rusa, ya no solo por los asuntos extradeportivos que le roden, también por su rendimiento sobre el terreno de juego. En un mismo partido es capaz de lo mejor y de lo peor, y en El Madrigal la mala cara tuvo más peso en el partido que la buena.
Una primera parte pésima del Real Madrid y alegre del Villarreal sentenció al equipo de Benítez, que vio como Soldado marcaba a los ocho minutos de partido, haciendo así justicia al ataque constante del Submarino de Marcelino. Las ganas de Bruno le llevaron a robarle un balón a Modric, el esférico cayó en los pies de Bakambu, que cedió a Soldado para que batiese a Keylor Navas.
El gol fue solo el inicio de un carrusel de ocasiones amarillas, Bakambu, pura potencia y velocidad, dejó una y otra vez detrás a Ramos y a Pepe, poco enchufados en el partido. Solamente la mala definición de cara a gol del delantero africano del Villarreal evitó que al descanso el partido llegase con más goles de ventaja para el Villarreal.
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