Lo mismo da la Copa que LaLIga. Lo mismo da que el Madrid se vea machote y pierda 0-3 que el Barça se naturalice y gobierne para un 0-1. El Madrid, a la espera de la Champions, está a la deriva y su clásico oponente vuela en las competiciones domésticas. Y lo hace a lo grande, con dos victorias consecutivas en Chamartín, donde hace tiempo que se reconoce como nadie. Tanto, que ya domina a su rival de por vida en los clásicos, al que aventaja en una victoria (96-95). Un Madrid tan fundido que ha sido incapaz de anotar ante los azulgrana en dos retos en cuatro días, un Madrid dado de bruces con la realidad: la huella de Cristiano es infinita. Lo dijo el miércoles Solari. Lo acentuó esta vez Sergio Ramos: “Sin gol...” Ocurre que en esta ocasión el Real ni siquiera hizo méritos para el gol, sometido desde el inicio por un Barça más solvente con la pelota que el que atormentó al Madrid en la Copa. Menos resultado, pero más juego y control. Suficiente para mandar al garete al Real en una semana histórica para los barcelonistas. Una semana tormentosa para el Madrid, cuya planificación quedó retratada para mal. No da para más.
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