El Santiago Bernabéu asistió a un momento que ya conocía. Ocurrió cuando Vicente del Bosque dio la alternativa a Ronaldo en plena etapa de los galácticos frente al Alavés. Aún corto de forma entraba al campo en lugar de Portillo a los 64 minutos. Tardaba 64 segundos en firmar su primer gol. Mataba un pase cruzado de Roberto Carlos con el pecho y soltaba un derechazo con bote en el césped a la escuadra que provocaba la locura en la grada del estadio madridista.
17 años después, llegó el momento del estreno de Rodrygo, la joven perla brasileña madridista ante Osasuna. Sustituyó a su compatriota Vinicius en el primer cambio, cayó a banda izquierda y menos de dos minutos después apareció para ser decisivo.
Con el descaro de sus 18 años y sin miedo a jugar en un estadio tan imponente como el Bernabéu. Mató en carrera con los tacos de su bota en un control que encantó al mismísimo Zidane, un pase en largo de Casemiro. Otra conexión brasileña como en su día Roberto Carlos y Ronaldo. Encaró a Lillo, recortó y con calidad sacó un disparo con el interior de su pie derecho ajustado al poste. Es el nacimiento de una nueva estrella del Real Madrid.
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